Enajenación y rima
SANGRE Y ESMERALDA
Comencé desesperado
cuando aún no había pilares
en mi vida
erigiendo soles vagos
bálsamos por soledades
distendidas
En la vigilia, falacias
del calor efervescente
de un abrazo
atrapado en las entrañas
de mi ilusión persistente:
ser amado
Más que amor, una gangrena
jaula de la sangre libre
sangre hirviendo
era ponzoña en las venas
sumisión a las cadenas
de los muertos
Un ápice de templanza
resbalaba por la tez de
plata pura
y eran sus ojos dos lanzas
y sus besos cerezas de
piel de luna
Con quince la conocí
envuelta en trapitos blancos
y caricias
de las manos que en su día
también a mi me arroparon
de delicias
Delicias de amor de madre
en el seno protector
familiar
el tiempo fue juez y parte
del desdén ejecutor
del final
La enajenación demente
tregua de pimienta y versos
me ofrecía
y el genocidio inmanente
indultaba tibios ecos
de alegrías
A mi niña de esmeralda
dedico la vida, tiempo y
corazón
y a la chica de piel blanca
nuestra historia de frío andén, tren
y canción
Alejandro Olivares Rodríguez
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